Agentes de la policía capturaron a 53 musulmanes en un pueblo de la región autónoma Uigur de Sinkiang, China, por tener aplicaciones islámicas en sus celulares.
La policía local espía los dispositivos móviles, y al encontrar en ellos algún contenido islámico (vídeo, foto, libro electrónico, etc.) suele acusar de terrorismo a su portador.
El gobierno de China reprime a los musulmanes, quienes incluso tienen prohibido organizar actividades religiosas o elegir nombres islámicos para sus hijos o para ellos mismos.
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